A pesar de que la movilidad urbana afronta uno de los momentos más importantes de las últimas décadas. A pesar de que la contaminación y el cambio climático obligan ya desde hace años a replantearse los modelos desarrollados hasta ahora y, a pesar de que de la incidencia que la pandemia COVID 19 incide de forma determinante en cómo nos debemos mover en el espacio urbano, los tres partidos que forman la oposición municipal en Valladolid, PP, Cs y VOX, en pleno siglo XXI, permanecen atascados en los conceptos de movilidad del siglo pasado. Las tres formaciones se han subido a un coche y parecen estar esperando a que se abra un semáforo que ya no funciona: el que da paso al vehículo privado a costa de otras formas de movilidad sostenible.

La furibunda campaña puesta en marcha por el PP contra las últimas actuaciones para favorecer la implantación de nuevos carriles bici y bus y la ampliación de las peatonalizaciones en el centro, son un ejemplo de una desnortada política de oposición que arremete ahora contra medidas contempladas en los planes de movilidad en vigor que ellos mismos diseñaron y que nunca se atrevieron a desarrollar, dejando claro así su falta de palabra y compromiso con los criterios de movilidad sostenible.

Lo cierto, sin embargo, es que las peatonalizaciones de calles, los nuevos itinerarios de carriles bus exclusivos o las ampliaciones de las redes ciclistas, ya formaban parte de las distintas estrategias planteadas para la ciudad en los últimos 25 años y que solo ahora, con este equipo de Gobierno, han dejado de ser papel mojado. Los carriles bici segregados del Paseo de Isabel la Católica o la Avenida de Gijón eran propuestas del PGOU de 1995 que se mantuvo en su actualización de 2004 y que se mantiene en el aprobado este mismo año. También la VA-10 (el carril bus exclusivo que circunvala el centro) era una propuesta incluida en el PIMUVA de 2004 que se mantiene en el PIMUSSVA en tramitación y en la Agenda Local 21 de 2010.

Y es que, los lemas y eslóganes que ahora ha sacado a pasear (en coche) el PP, se dan de bruces contra los objetivos que, se suponía, inspiraban sus políticas de movilidad durante los últimos años de su mandato: “Disminuir la congestión en el centro de la ciudad por medio de medidas incentivadoras y de fomento del uso del transporte público y por medio de actuaciones disuasorias del vehículo privado”.

Aquellos buenos propósitos con los que el PP engordaba sus, a la postre, huecos planes de movilidad, han sido olvidados por el principal partido de la oposición, centrado ahora en encontrar retenciones de tráfico en horas punta para bautizarlas como “atascos” en los que las manillas del reloj de los concejales populares que van al volante corren más que la realidad que acaba imponiéndose.

Y una prueba de ello son los resultados que ya se han podido recopilar sobre los efectos de las primeras medidas implantadas en Valladolid para ordenar una nueva movilidad de la ciudad en la que el vehículo privado no sea el protagonista. Transcurrida la primera quincena de septiembre, ya se puede hacer una primera valoración: Valladolid cuenta ahora con 25.000 metros cuadrados más de calles peatonales que mejoran la calidad urbana y contribuyen a fomentar el comercio del centro, precisamente ahora, cuando más lo necesita.

También la red de transporte público ha experimentado un aumento de su regularidad, al cumplir con sus horarios y frecuencias en un 97% de los casos. Además, la velocidad comercial en la denominada VA-10 ha crecido un 15%, lo que supone ahorros de tiempo de hasta dos minutos en cada uno de los tramos, lo que supone hasta entre 3 y 6 minutos para las líneas que recorren varios de estos tramos (que son el 95% de las actuales).

Pero no solo eso. El uso de la bicicleta ha experimentado un aumento en la ciudad del 20%, según los datos de los registros de aforo repartidos por la ciudad. En concreto, el uso en el Paseo de Isabel la Católica en lo que llevamos de mes ha crecido un 60%, llegando a superar las 500 bicicletas al día solo en ese tramo.

En cuanto al tráfico motorizado, sigue recuperando los niveles anteriores a la crisis del COVID, mientras que el transporte público tiene estancados sus niveles de demanda en el 55%. Las medidas adoptadas por este equipo de Gobierno, no obstante, comienzan a dar resultados y la reducción del tráfico en la almendra central de la ciudad se ha reducido un 30%.

En concreto, calles como Isabel la Católica ha experimentado un descenso de 5.000 coches al día (-50%), la Avenida de Gijón 1.000 coches menos al día (-15%), Poniente, 5.000 menos (-30%), López Gómez, 4.000 (-40%) o Doctrinos, con 6.000 coches menos (-30%).

A la vista de estos datos y ante la situación actual, el equipo de Gobierno municipal que lidera el PSOE considera que intervenir en la ordenación de la movilidad, adoptando medidas que redistribuyan de manera más equitativa el espacio público, fomenten el uso de medios de transporte más limpios, seguros y saludables y reduzcan la contaminación es una obligación de los poderes públicos, una obligación que este Gobierno municipal en Valladolid ni puede, ni debe, ni quiere eludir.

La oposición municipal, mientras tanto, puede seguir contaminando con su motor gripado en marcha, esperando que el semáforo de la vieja movilidad se abra. La nueva movilidad, mientras, ya ha comenzado a dar sus primeros pasos… y no va a parar.